viernes, 14 de febrero de 2014

YO ACUSO



José Francisco Luz Gómez de Travecedo

Vienen a mi memoria dos escritos coronados con este título: Yo acuso. El primero, el más celebre, el dirigido por Émile Zola, J’accuse, el 13 de enero de 1898, a M. Félix Faure, presidente de la República Francesa, denunciando la trama urdida, por el comandante Paty de Clam, antisemita, contra el capitán de ingenieros Alfred Dreyfus, de origen judío, imputándole un delito de alta traición. La instrucción del proceso fue lamentable y se basó en una nota sospechosa sobre la que los peritos no se mostraban de acuerdo; el militar fue condenado, en Consejo de Guerra, pese a los hechos, porque así lo requería la causa: alejar a la oficialidad gala de toda sospecha de mancilla aunque fuera al precio de condenar a un inocente; al fin y al cabo, se trataba de un judío. La osadía de Zola le costo juicio y condena debiendo afrontar el exilio, pero su acción, para la que contó con la colaboración de hombres de la izquierda radical francesa y del socialismo, logró la exoneración del capitán que fue rehabilitado en 1906 tras 12 largos años de tortura. Afortunadamente, no fue fusilado. El segundo. La carta publicada por el ingeniero de caminos, canales y puertos, Manuel Melis Mainar, actual catedrático de ferrocarriles de la ETS de caminos en Madrid. Habla del colapso (derrumbe) del túnel del Carmel, 27 de enero de 2005, y relata las luchas por la competencia en todas las Infraestructuras Subterráneas del Transporte e Hidráulicas entre los ingenieros de minas (¿de minas?) y los de caminos. Da cuenta de la enorme agresividad de aquellos que ante la resistencia de estos, encargados de la ejecución de la obra del Metro de Madrid, llegaron a decir: no nos importa enviar a la cárcel a cuantos ingenieros de caminos sea necesario para hacer prevalecer nuestro criterio y que sepáis quien manda aquí. Refiere la oposición rotunda, pese a ello, de los ingenieros de caminos que, como no podía ser de otro modo, acometieron las enormes ampliaciones del Metro de Madrid  bajo su absoluta responsabilidad, pese a soportar acosos y amenazas e impidiendo aplicar los peligrosos métodos que proponían, con el resultado ya conocido: finalización de las obras sin ningún accidente en los túneles pese a pasar por debajo de todo Madrid. Por el contrario, afirma, en Barcelona lo consiguieron con el resultado ya conocido: hundimiento. Por último, termina acusando a los autores de todos esos Decretos e Instituciones Técnicas Mineras que he citado [...] como responsables del colapso del túnel del Metro de Barcelona. Escritos como estos, de hombres valientes que dicen la verdad, arrostrando consecuencias negativas, no son infecundos y nos animan en la tarea de manifestar nuestra opinión sobre lo que nos parece incorrecto.



1 comentario:

  1. Los ingenieros de caminos arrumbados, postergados. Esos arquitectos completos que conocen el caminos de las fuerzas y hacen posible la estilización de lo formal hasta hacerlo sutil...

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