José Francisco Luz Gómez de Travecedo
Pienso que hoy nuestro ecologista padre Noé no tendría que recurrir a una pareja de cada especie animal. Por cierto... ¿Han reparado en que nada se dijo de los vegetales y han sobrevivido? No debería, digo, porque le bastaría con embarcar a un político y poco más.
Pienso que hoy nuestro ecologista padre Noé no tendría que recurrir a una pareja de cada especie animal. Por cierto... ¿Han reparado en que nada se dijo de los vegetales y han sobrevivido? No debería, digo, porque le bastaría con embarcar a un político y poco más.
En
efecto, el político, en tanto que gallina (Gallus gallus), escarba en el tejido
estatal al que ha terminado desgarrando en busca de su provecho personal. En
tanto que carnívoro ha descarnado al Estado que anda en los huesos y anuncia
para pronto su deceso. En tanto que ratón (Mus músculos) goza de una enorme
fecundidad que le permite multiplicarse y ocuparlo todo. Apenas queda parcela
de la actividad humana donde no se sienta su presencia. Se siente ave de presa
y anda en las alturas, en vuelo coronado, dando la impresión de que busca la
visión de conjunto y de que, fiero guardián, se halla presto a lanzarse en
picado sobre el primer depredador que amenace a la ciudadanía, pero su mirada
no es de águila (Aquila chrysaetos) es de topo minador (Talpa occidentalis).
Solo le sirve para avistar su vientre orondo, la comida en el plato, la cara de
sus nepotes y la fecha
electoral. Se mueve de continuo, va y viene, suba y baja, pero su movimiento
lejos de ser bello y ajustado, como el de la leona (Felis leo) al acecho, es
torpe, como de chimpancé (Pan paniscus) en bipedestación y aun de pingüino
(Aptenodytes patagonicus) si no fuera porque esta simpática ave no hace mal a
nadie. Como el cuco advenedizo (Cuculus
canorus) no duda en arrojar por la borda al oponente y sintiéndose Demóstenes
habla y habla, mas bien perora, pero no es Cicerón es cotorra policroma
(Myiopsitta monachus), papagayo multicolor (Psittaccus erithacus) que repite de
continuo las consignas recibidas. Apunta simulando la destreza del halcón
(Falco peregrinus), pero no da una en la diana. Le encanta legislar, una y otra
y otra vez, hasta asfixiarnos porque es
boa constrictiva (Boa constrictor). Parásito vive de nuestros jugos y ha
ideado estabularnos en demarcaciones autonómicas partiendo con otros la
pitanza. No siendo jirafa (Jiraffa camelopardalis) ni poseyendo trompa de
elefante (Loxodonta africana) no duda en trepar sobre los demás para alcanzar
los tiernos brotes del árbol de la vida. Ignora, el pobre, que cuanto más se
alza mas se le ve el trasero. En tanto que armadillo (Dasypus novemcinctus) se
guarece tras la coraza de sus blindados autos teutones y se hace proteger por
guardaespaldas a los que, eufemísticamente, denomina escoltas. Huele como
mofeta (Mephitis mephitis), como
camaleón (Chamaeleo chamaeleo) gusta de camuflarse y como el avestruz (Struthio
camelus), no da la cara. Acecha como el
lucio (Esox lucius) y su acometida es brutal, pero es de corta carrera.
Narciso, ama el perifollo, pero es feo y vulgar ante un corcel al galope. Nobleza obliga no es su lema y no
aguanta la mirada noble y limpia, de un perro (Canis familiaris) de pastor. Se
cree trucha salvaje (Salmo trutta fario), pero ignora que esta no sobreviviría
en las aguas turbias de la política. No le caracteriza, pues, ni la vista del
águila, ni la precisión del halcón, ni la talla de la jirafa y el elefante, ni
la astucia del zorro, ni el temple de la leona ni la belleza del caballo ni la
nobleza del perro ni nada contracorriente como la trucha.
¡Ah,
que pasaje tan reducido! El político y poco más: águila, halcón, jirafa,
elefante, zorro (Vulpes vulpes), leona, caballo (Equus caballus), perro,
trucha... Nobles brutos a los que desearía suerte porque, compañeros de viaje
de tal espécimen, la necesitarían para una feliz singladura. La suerte que os
deseo, españoles que, aun en ausencia de diluvio, debéis soportarlo como parte
del pasaje de esta nave que, carente de proyecto, se dirige a ninguna parte.
¡Que Dios os guarde! Amen.
Siempre consideraré a la especie humana una especie animal y, como vemos, más bien variopinta.
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