viernes, 15 de mayo de 2015

A VUELTAS CON LA LENGUA



José Francisco Luz Gómez de Travecedo

En la prensa: “La Abogacía del Estado ha presentado un recurso contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en el que se pide abrir un nuevo periodo de matriculación escolar en Cataluña en que se garantice que el castellano sea lengua vehicular el próximo curso”. Al parecer, de modo reiterado, la consejería de educación edita un formulario en el que falta la casilla donde hacer constar que se desea al castellano como lengua vehicular. Lamentable pero algo previsible. Las competencias del Estado nunca debieron ser transferidas, nunca. ¿Imaginan un Estado sin competencias, sin aquello que lo hace posible? ¿Qué es el Estado? Según Rousseau el cuerpo político, la Nación, dotado de voluntad y fuerza. Es así: un acuerdo de hombres libres para preservar sus derechos en la seguridad de que no tendrán nunca que volver al estado de naturaleza donde, al decir, de Hobbes la vida es solitaria y pobre, sucia, violenta y corta. Un Estado donde el hombre no es ya un lobo para el hombre y donde la violencia ha sido excluida como medio de dirimir cuestiones interpersonales. Un orden de cosas donde el hombre, ahora ciudadano, que pactó desde su libertad, se siente libre y seguro en el respeto de sus derechos y responsable de sus deberes y cooperador en la consecución de intereses comunes. Un régimen necesariamente homogeneizador donde los grupos de presión no tienen sentido. Cualesquiera que sean sus razones. Según esto: ¿cómo podría lograr estos objetivos sin competencias? No se entiende salvo que lo que se pretenda, que se pretende, sea desmantelar el Estado para erigir otro u otros. Un Estado homogeneizador exige una lengua vehicular, una lengua común que permita entenderse. La que sea, pero exige una lengua compartida, la oficial. Un Estado homogeneizador exige competencias en la instrucción de los ciudadanos, en la educación cívica, igual para todos. Ceder en ello es permitir que intereses ajenos al Estado se entrometan con el decidido propósito de crear adeptos. Como dicen, no es propósito de la educación estatal generar patriotas sino ciudadanos. Dicho esto. La transferencia de competencias por parte del Estado equivale a su suicidio político, es contrario, pues, al espíritu constitucional y conduce a litigios como el comentado arriba. ¿Era esto lo que pretendían nuestros políticos al transferir la competencia de Educación a las autonomías? Al iniciar un proceso de disolución estatal necesariamente contrario a la voluntad expresa de la ciudadanía que aprobó constituirse en Estado, según la Constitución del 78: ¿contaron con la aprobación de los ciudadanos? Porque era evidente que una partida tomaba decisiones que afectaban al cuerpo político. ¿Se hizo? Pero además, es una enorme torpeza hablar del castellano como lengua vehicular induciendo al error de creer que es Castilla la que pretende imponer su lengua a los demás. En absoluto. Es el Estado, dados sus deberes, el que tiene el derecho a imponer una lengua vehicular que, en este caso, es el castellano por razones obvias. Lengua que, desde ese momento, pasa a llamarse lengua del Estado y, por tanto, lengua española o español. ¿Dudan los catalanes acaso de que si su lengua tuviera la implantación de la castellana, sería la elegida? En definitiva: es inadmisible la cesión de competencias estatales si se pretende defender al Estado y aún más hablar de lengua castellana. No es esta la que se pretende imponer, como digo, sino la lengua del Estado, la que sea más adecuada. En nuestro caso, el español. Por último, no entiendo en absoluto que la izquierda política española se muestre reticente a la hora de construir el Estado. Tal parece que tal obra sea cosa de la derecha. Conceptos a los que nos ha conducido el ignorar los hechos históricos. La izquierda primigenia, la genuina, la prístina, la montaña, da sus primeros pasos en la Francia revolucionaria del 89 y era absolutamente partidaria del Estado centralizado y del control económico. Por el contrario la derecha, los girondinos representaban a los burgueses de provincias partidarios del Estado descentralizado, federal, y de la guerra exterior. ¿Cómo es posible que se hayan cambiado las tornas, que lo que antes fuera izquierda sea hoy derecha? Desde luego, es mérito de los burgueses de siempre que, como el cuco, han sabido poner su huevo en nido ajeno. Reflexionemos pues.

1 comentario:

  1. Estas nociones de filosofía política son las que debieran ser puestas en conocimiento de los alumnos, pero no se hace. La vacuidad mental del español medio es terreno abonado para que ideas interesadas prendan con facilidad. Se impone un ejercicio de reflexión objetiva que permita el menor gobierno de la nave del Estado o iremos directos a los arrecifes.

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